jueves, 26 de marzo de 2015

Romano Guardini, La aceptación de sí mismo

"Para mí mismo no soy obvio, sino también sorprendente, enigmático, incluso desconocido. ¿No debería decir con la misma razón: yo no soy yo, sino que espero llegar a serlo? ¿No me tengo a mí, sino que estoy en camino hacia mí? ¿No me conozco sino que trato de conocerme? ¿Acaso ser yo no significa tener un camino que lleve desde el yo de la situación inicial al de la plenitud?
He de querer ser el que soy: querer ser realmente, y sólo yo. Hay el peligro de evadirse de sí mismo. Tampoco puedo evadirme de lo malo que hay en mí: malas disposiciones, costumbres consolidadas, culpa acumulada. Debo aceptarlo y hacer frente a ello. No con rebeldía, sino en aceptación activa, porque sólo ella lleva más allá del mal: soy así; pero quiero llegar a ser de otro modo, pero sin la rebelión ante el tener que ser uno mismo.
Debo renunciar al deseo de ser otra cosa distinta sino lo que soy. En la raíz de todo está el hecho por el cual me acepto a mí mismo. La religiosidad significa recibirse constantemente desde esa voluntad de Dios. Ese es el principio y fin de toda sabiduría. La renuncia a la soberbia, la fidelidad a la realidad que soy yo mismo. Crecer como persona no significa querer salirse de sí mismo”. (Romano Guardini, La aceptación de sí mismo)

En este texto de Romano Guardani, se expone uno de los problemas de la sociedad, la no aceptación de sí mismo, ya que en todo momento se buscan referentes para consolidar la forma de ser, el carácter, el físico… de uno mismo.

         Este problema ocurre por los diferentes cánones de perfección que la sociedad nos establece, por ejemplo, el canon de belleza que está preestablecido se trata de mujeres altas y extremamente delgadas. Como a una gran mayoría le gustan este tipo de cuerpos, las chicas y mujeres se obsesionan hasta poder llegar a tener problemas alimenticios como: anorexia o bulimia. Por ello, consideramos que no hay que buscar lo que le gusta a los demás, si no aceptarte a ti mismo e intentar ser feliz seas como seas.

Por otra parte, consideramos que tenemos cualidades negativas, debemos de hallar la forma de cambiarlas, siempre desde la propia perspectiva. Para ello, podemos recurrir a un director espiritual o una ayuda en formación, para dulcificar nuestras formas de actuar y emprender un camino distinto que nos lleve a un cambio de dirección. Y así, enderezar nuestras actitudes hacia una dirección más positiva.

Finalmente, es muy importante aceptarse a sí mismo porque si lo realizamos adecuadamente estaremos más a gusto con nosotros mismos.

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